Existió tiempo antaño en el fin del mundo,
donde la demencia y la razón debatían sin tregua,
más allá de las esferas humanas,
ahí donde el mar apacible y puro tocaba con sus olas encrestadas,
las orillas sagradas del principio del tiempo,
donde ni criatura ni humano antes habían estado,
ahí donde con cincel divino nuestro amor fue tallado,
y en dos corazones fue entregado el don de amar,
uno con pasión y el otro con la razón,
y así a los humanos dieron el preciado tesoro
que reservado a nosotros fue.
Ahora tu mi pasión y yo tu razón,
toma mi mano amada mía,
que yo tomare la tuya por la eternidad,
que este camino que llamamos vida,
tu corazón este siempre junto al mio
y escribamos juntos una historia
que pasen los años y vuelvan a pasar
siempre sera recordada.
(Casi 27 de enero)